obteniendo el derecho a gobernar sobre la raza humana3. Ciertamente, la Biblia no minimiza el siniestro poder del Maligno que es el príncipe de los demonios y la cabeza del orden mundial impío, un poder realzado por la lealtad, voluntaria o involuntaria de los hombres pecaminosos, y acomodado por la corrupción del corazón humano. Pero queda por saber si Satanás es el monarca de algún dominio por concesión divina, o un enemigo derrotado, un impostor, un mentiroso y un engañador. La Escritura no nos
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